Admiró de nuevo el resultado de
su obra...era magnífica y, sin dudas, como tantas otras obras magnas, sería
incomprendida y él tal vez sería odiado.
Se acercó a la enorme escultura
de bronce y quedó fascinado por la rotundidad de sus formas y la expresividad
de sus figuras.
Era un experimento de estilo
manierista, de contorsiones helenísticas, seres tensos, mas dotados de un afán
de elevación. Los dos amantes abrazados en una pose definitivamente sexual pero
en la que ambos eludían cruzar las miradas y sus ojos se perdían en un éxtasis
celestial al que buscaban llegar con sus cuerpos enlazados y aún plenos de
lascivia.
No pudo reprimir rozar el dorado bronce
recién pulido, aunque el frío aire de la mañana atravesaba el estudio con una
corriente insalubre la pieza aún guardaba algo de su calor en los pliegues más
íntimos.
Recordó las palabras de aliento
de su maestro cuando entró a su servicio: “Todo llega si se trabaja con tesón”...y
tanto que llega, maestro.
Fueron unos primeros años felices
a su lado, aprendiendo cada día, aplicando sus enseñanzas, recogiendo los frutos
de su esfuerzo al convertirse en su mano derecha. Cuando a su maestro lo
nombraron pintor de cámara del Condottiero él progresó de su mano como fundidor
y escultor.
Este ascenso social le hizo
popular entre las familias ricas y conoció a la que sería más que su amor, su
vida. Sin embargo no fue fácil, los ricos burgueses no tenían la menor
intención de que su bella hija, digna esposa de magnates o senadores acabase
casada con el aprendiz de un pintor, por muy brillante que fuera.
El maestro intervino, fingiendo el
interés del hijo del gerente del puerto de la república consiguió que los
padres accediesen a que la joven fuese a su estudio a hacerse un retrato, horas
durante las cuales la pareja podía encontrarse en la intimidad.
El problema fue que el maestro
trabajaba con más tesón para sí mismo que para nadie, ansiaba poseer a la
muchacha y la sedujo. Aún recordaba la pose en la que los encontró, la tenía
delante magnificada, bruñida, destelleante.
Aplacar la ira fue sencillo. Sólo
tuvo que realizar un molde de cera lo bastante grande, esperar a otro encuentro
de los amantes y convertirlos en el núcleo de su arte.
Gracias por tanto,
maestro...
Relato para Divagacionistas #RelatosMaestros