TUITEEMOS:

jueves, 25 de julio de 2019

"Mute"


La música es maravillosa porque puede hacernos revivir instantes del pasado con mucha más fidelidad que cualquier otra cosa que no sea un viaje en el tiempo. Al escuchar de nuevo los mismos ritmos y los mismos tonos los pensamientos vagan hasta situarse alineados perfectamente con los de nuestros recuerdos, reviviéndolos y dotándolos de nuevo de colores, texturas y olores que parecían amortecidos.

La música dice mucho de nosotros al resto, para bien y para mal, es un amplificador de consciencia que funciona sin ningún tipo de sesgo, sin ningún tipo de filtro, quizá por eso es un idioma universal, quizá por eso es imprescindible. A alguien le leí una vez en twitter que había que desconfiar de aquél a quien no le gustase la música, y tiene razón.

Pero la música tiene la ventaja de que aún nos dice más a nosotros mismos de nosotros mismos. Nos reafirma, nos orienta y nos da unos minutos para estar a solas con nuestros pensamientos en unos tiempos que cada vez se prestan menos a la reflexión y la inmediatez y la fugacidad son la norma.

Cada cual tiene sus fobias y sus filias en cuanto a música, porque la música también es variedad. Tan respetable me parece aquél que sólo es fiel a un estilo, como el ecléctico, el que adora a un autor y no escucha nada más, como el que ejerce de explorador por todos los canales intentando llegar a nuevos universos sonoros.

Incluso quienes escuchan música que nos parece mala, reprobable, insulsa o no-música escuchan música por algo, porque les transmite, porque les transporta, porque les ayuda a recordar momentos bellos, a superar trances difíciles...a vivir.

Así que ahora cuando escuche la música que se pone alguien a todo trapo en un autobús, en el metro o en la calle y me moleste voy a intentar pensar primero si lo que me incomoda de esa música es que me parezca mala o sencillamente que no sintonice con mi estado de ánimo. 

Alguien podría pensar que si hago una entrada en mi blog hablando de la importancia vital y espiritual de la música tendría que sazonarla con temas que sean relevantes, que vengan al caso de lo que comento o simplemente que me guste compartir. Todo eso ya lo he hecho y ahora no toca, ahora toca que a estas líneas las acompañe la música que el lector elija, para que se imprima en su memoria el recuerdo de este momento con su propia banda sonora, esa misma que luego servirá para invocarlo.

La música es terrible porque puede hacernos revivir instantes del pasado con mucha más fidelidad que cualquier otra cosa que no sea un viaje en el tiempo. Al escuchar de nuevo los mismos ritmos y los mismos tonos los pensamientos vagan hasta situarse alineados perfectamente con los de nuestros recuerdos, reviviéndolos y dotándolos de nuevo de penumbras, honduras y temores que parecían amortecidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No me pienso hacer responsable de lo que comentes, avisado estás: