TUITEEMOS:

jueves, 19 de marzo de 2020

YO

Lo que vas a leer no soy yo, yo no soy yo.

Yo no he sido yo prácticamente nunca, porque yo no soy más que el espacio que hay entre vosotros...incoloro, inodoro, insípido, sin dejar mucho más que una leve sensación, húmeda al tacto, de brumoso recuerdo.

Es cierto, es así, soy así, sólo que no soy yo. En mi naturaleza líquida pensaba que lo habitual era fluir, no permanecer inmutable, yo sólo soy contenido sin contenedor.

Y sin contenedor no soy nada, me disipo, me evaporo y tiendo a concentrarme para no desaparecer, concentrarme en mí mismo, en mi nada. Y ya en la más absoluta vaciedad de mi egoísmo me condenso de nuevo en mi yo líquido, más espeso, más pasivo y más renuente a cualquier estímulo.

No es la primera vez que he creído ser otras cosas. A lo largo de mi existencia pasé por distintos lugares a los que me adapté pero, como si fueran cajas de cartón mojadas, los deshice con el paso del tiempo, rompiéndolos por las juntas, sin apenas esfuerzo hasta desbordarlos, hasta considerarme libre, dejando restos empapados y rotos.

Cuando un contenedor se rompía era por su propia debilidad, nunca era yo, yo no era, yo era un humilde líquido sin propiedades dañinas, yo sólo los empapaba y empujaba al límite de ruptura pero se rompían solos, yo no podía ser culpable de nada porque, aunque lo fuera, yo soy informe y no soy yo.

Inodoro, incoloro, insípido, informe...no inerte, ni inocuo.

Nunca me había planteado mi existencia en términos de repercusión, siempre había vagado negando los elogios y tratando de no disgregarme ante los golpes. Cuando eres un fluido es fácil, todo parece irremediable al principio pero sin solución de continuidad la gravedad y el tiempo te hacen volver a tu ser sin daños aparentes, al fin y al cabo yo no soy yo, ni lo era cuando recibí cada golpe, era otra cosa, tenía otra forma que nunca he vuelto a recuperar.

Y entonces llegó el día en que se aproximó a mí, al líquido que no soy yo, sin más útil que sus palabras, sin contenedor alguno trató de recomponerme como algo que no era, que nunca fui ni seré...trató de hacerme alguien. Pero sin herramientas ni cajas donde depositarme cometió un grave error, decidió que nos compartiéramos, optó por beberme.

Fue una sensación inesperada, deslizarme por sus labios, humedeciendo e igualando cada pequeña línea de su piel, aromatizándome en cada espiración, dejándome caer dentro de su boca, derramándome hasta el último espacio libre, templándome con su aliento, fundiéndome con su saliva, jugando con su lengua y dejando que jugase conmigo.

Entonces fue cuando descubrió que pese a mi inerme aspecto era dañino, ponzoñoso y corrosivo, cuando ya era tarde. Su espasmo de horror y dolor me hizo pasar las puertas de su garganta y alcanzar el resto de su ser.

Y aquí estoy encerrado, provisto de un cuerpo que no es el mío, esperando que su descomposición sea pronta y volver de nuevo a mi ser, mi ser líquido, amorfo y aparentemente inocuo, mi ser egoísta, mi ser inodoro, insípido e incoloro, mi no ser yo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

No me pienso hacer responsable de lo que comentes, avisado estás: